Mi Historia Mientras trabajé en el Gobierno del Estado (Parte II)
MI VIDA DESPUES DE QUE CAMBIO EL PARTIDO EN EL GOBIERNO DEL ESTADO (Segunda Parte): Continuando con mi historia (Ver AQUÍ la primera parte), les platico que al poco tiempo de haber aceptado el trabajo y cambiar mi lugar de residencia, tomamos la decisión de comprar casa, apenas habían pasado 8 meses desde que comencé a trabajar para el Gobierno del Estado. El vendedor de la casa nos facilitó todo los trámites con el banco para solicitar el crédito hipotecario. Prácticamente el banco pagaría por el total del valor de la casa, toda vez que el avalúo resultó ser mucho mayor del precio de compra de la casa.
El único requisito que impedía que el Banco nos otorgara el crédito, era el de comprobar dos años en el trabajo, situación que mi esposa si pudo demostrar pero yo no. “Es importante este detalle por el tema del seguro de desempleo involuntario.” Negocié con el vendedor que parte del pago de la casa, lo haría por fuera para no comprometer el monto del crédito que el banco autorizó. La liquidación de mi anterior trabajo me sirvió para esos pagos.
En esos primeros meses del 2011, había logrado terminar de pagar un crédito automotriz que tuve con un banco, mismo que, al ver el buen historial de pagos, me ofreció una línea de crédito del monto similar al del valor del crédito automotriz original. Como todavía tenía saldos en algunas tarjetas de crédito, tomé la decisión de vender el vehículo que había terminado de pagar, así como una camioneta todo terreno con la que disfrutábamos de la naturaleza los fines de semana. Al fin que con la inseguridad que existía en nuestro Estado, ya no se podía salir a acampar como lo hacíamos antes y la camioneta no la usábamos.
Esta decisión de vender los “muebles” fue para pasar deuda de corto plazo y muy cara (las tarjetas de crédito) a deuda de largo plazo, ya que parte del recurso se utilizó para sacar un vehículo nuevo para la familia. Al final tendría aseguradas las 60 mensualidades con el sueldo del trabajo en el Gobierno del Estado.
Meses sin intereses, el peor enemigo del bolsillo… si no lo sabes usar
Ya teníamos casa nueva y un vehículo nuevo y todas las deudas de tarjetas de crédito saldadas para 2012. El ingreso era muy bueno y pensé que podríamos comenzar a ahorrar, esperando ese futuro que se veía tan lejano en el 2016 cuando terminara mi trabajo en el Gobierno del Estado.
Pero las tentaciones de las compras a meses sin intereses con las tarjetas de crédito, los viajes que hicimos al extranjero que pudimos pasar a meses sin intereses, la necesidad de cambiar aires acondicionados, lavadora, secadora, computadora, etc., y una mala administración, nos orilló a utilizar el ingreso para pagar los saldos mensuales.
Según mis cálculos, con el ingreso mensual y los aguinaldos, podría estar cubriendo esa deuda (sin intereses en esos momentos) hasta que terminaran los plazos acordados. Pero siempre salía la necesidad de comprar algo más; siempre estaba la tentación de las ventas nocturnas y los plazos sin intereses. Al final el sueldo era competitivo, pero hubieron muchos factores que no tomamos en cuenta cuando nos “embarcábamos” con una nueva compra a plazos.
Cuando llegamos a vivir a la nueva ciudad en 2011, solo tenía un hijo (de los 3) en la escuela. Ya para el 2014 tenía 3 hijos en la escuela, lo cuál implicaba tres colegiaturas, tres juegos de uniformes, en fin, tres de lo mismo, y no había considerado que el sueldo se mantendría igual durante los 6 años. Comencé a hacer uso de la línea de crédito que me habían autorizado para poder pagar colegiaturas, ya que el ingreso no alcanzaba por todos los pagos de plazos sin intereses, porque la hipoteca y el pago del vehículo eran intocables. Pero esta línea de crédito también se tenía que ir pagando cada mes en su totalidad o en caso contrario, generaba intereses.
Por lo que de pronto ya no alcanzaba para pagar todas las tarjetas, la hipoteca, las colegiaturas, el crédito automotriz y la línea de crédito, así que los saldos de las tarjetas comenzaron a crecer. ¿Qué hacer ante esta situación? Siempre pensaba que con el aguinaldo le podría ir bajando a la deuda de las tarjetas, pero tomé malas decisiones y en lugar de ir liquidando una tarjeta a la vez para cancelarla, dividía entre todas el aguinaldo para disminuir los saldos y solo abonaba un poco a cada una.
En estos momentos ya había olvidado por completo que en septiembre de 2016, terminaba mi trabajo en el gobierno del estado, quizá porque en mi mente estaba esa frase que ya para mí era una verdad absoluta “mi trabajo hablará por mí”, o quizá por estar más preocupado por sacar los estudios de mis hijos.
El tiempo seguía su marcha. Pasaban los años y las deudas iban creciendo; una a una iban llegando a su límite del crédito las tarjetas. En esos momentos no sientes tanta preocupación porque al final sigues teniendo un ingreso. Por eso es importante que la gente entienda que el crédito es un dinero que no es tuyo. Es un dinero que si lo gastas, lo tienes que pagar. Y no puedes gastar más de lo que ganas. Son reglas muy básicas.
El problema es que los bancos al ver que eres cumplido en el pago de tus créditos automotrices, hipotecas y tarjetas de crédito, te siguen ofreciendo o aumentar las líneas de crédito de tus tarjetas o te ofrecen otros productos. Es muy fácil endeudarse, solo basta que vayas un fin de semana a una tienda de autoservicio y que te aborde un representante de un banco quien te ofrece con una breve consulta de 5 minutos de tu buró de crédito, una tarjeta de crédito que NO necesitas en ese momento y que será una tentación más y un gasto anual por su anualidad y los intereses que genere lo que compras.
Las 4 principales lecciones que aprendí hasta ahora y que me gustaría compartirles para que no comentan mis errores son:
- Cuando tu ingreso mejora, siempre es bueno ajustar el gasto para poder ahorrar. Primero toma el dinero para el ahorro y lo que sobre es para los demás gastos, y no a la inversa como hacemos la mayoría.
- El crédito es dinero que no es tuyo y que se debe pagar con tu sueldo, no es una extensión de tu sueldo.
- Las tasas de interés de las tarjetas de crédito y las compartidas con negocios, son las más altas del mercado.
- Nunca consideres el aguinaldo y los bonos como parte de tu flujo de efectivo, pues es un dinero que vas a necesitar para las enventualidades y las fechas especiales.
….continuará
Mariano L.