El villano reventón del BitCoin
Pensando en el Bitcoin recordé que hace algunos ayeres existía una caricatura de una niña que vivía en una tierra de caramelos y pastelillos, llevaba por nombre Rosita Fresita, Straweberry Shortcake para los anglo parlantes. Como todo cartón animado existían chicos buenos y los malos. El villano era la encarnación misma del mal y le conocían por el “Pastelero Bigotón” Su cara es el arquetipo de la criminalidad y la vileza; ¡todo un maloso pues!
Esta imagen y algunas similares de un fulano con bigotes largos y ojos agudos, no es exclusivo de esta serie, se puede ver en muchos otras animaciones, como Pierre Nodoyuna, Tao Pai Pai “El asesino más famoso del mundo” de Dragon Ball. Más conocido por la generación X es el temible “Villano Reventón” que apareciera en los comerciales de goma de mascar “Futy-Gom” reventando las bombas de chicle que hacían los chicuelos, quien tenía las misma característica de un tipo maloso, con sombrero oscuro y bigotes sobresalientes.
Atención: Esta es mi opinión personal únicamente.
Desafortunadamente en la realidad, no es tan sencillo detectar a la gente mal intencionada, vil y mentirosa. Muchos navegan por la vida con bandera de inocentes palomas, de traje Hermengildo Zegna o Hugo Boss, con una camisa polo empresarial, vestidas de Prada, vampiresas algunas. Tampoco responden ya al modelo de narco del pasado, con sombrero y mezclilla, botas de punta y montado en camionetones. Ahora andan en BMW, en Mercedes-Benz. Algunos otros, ocupan oficinas poco ostentosas desde las que, conectados a la internet, usando potentes pero discretos equipos de computación, realizan estafas cibernéticas. Ocultan sus finanzas y cubren sus huellas, hacen de las suyas desde la comodidad de sus sillones.
Hace un tiempo surgió de las profundidades del internet una “moneda” llamada Bit Coin. A grandes rasgos el bitcoin es una moneda virtual, que vive en los servidores del internet, creada a partir de algoritmos computacionales. Es en toda forma una “Criptomoneda” o moneda digital. Fue creada por Satoshi Nakamoto y NO está respaldada por algún gobierno, banco o entidad, cosa que para algunos es una ventaja, pero…. Su valor está dado por el trabajo que se necesita para obtener las cadenas de números o bloques que componen cada Bitcoin.
Tiene limitantes, por ejemplo no puede haber más de 21 millones de Bitcoins, por lo que se han hecho ya fracciones de estos mismos hasta la diez millonésima parte. Queda claro que cada día que pasa es más difícil obtener BitCoins por el proceso de “minado” y solo aquellos con suficiente poder computacional pueden competir. Repito: NO está respaldada por NADIE serio, y los primeros creadores de Bitcoins tienen las mejores barajas bajo la manga.
Esta característica posee la mayor amenaza, nada te garantiza que si ocurre un fraude alguna entidad gubernamental pueda intervenir; esta fuera de sus atribuciones. Aun más, se han dado caídas importantes en el curso de la especulación con esta moneda virtual. Pero hay una amenaza mayor y por ello digna de reflexionarse: Seguir la ruta del dinero en transacciones de BitCoins es más difícil y a veces imposible. Es por eso que esos “villanos reventones” del internet se aprovechan de estas debilidades para usarlas a su favor.
No solo hablamos de extorsiones comunes, compra y venta de drogas, trata de personas, sino hasta los artilugios más bajos para sacarte dinero (del dinero “real”).
¡Ransomware! Lo de hoy es el secuestro de información, donde programas maliciosos, escritos en países como Rusia o países del Este de Europa, invaden los ordenadores de todo el mundo sembrando el material, que un día como bomba de tiempo, se activará. Una vez activos comienzan a encriptar los archivos como fotos, documentos y bases de datos, y NO pueden ser abiertos a menos que se instale una “llave”, compuesta de una larga cadena de números que es virtualmente imposible de descifrar. La computadora trabaja mucho, se traba, no deja de leer el disco duro, y finalmente aparece un mensaje en la pantalla avisando que la información será borrada en un tiempo determinado o se quedará inaccesible, a menos que se deposite una suma de dinero en una cuenta del pirata cibernético para que este envíe la clave de desencriptado.
Huelga decir que nada garantiza que al pagar lo que te piden, te manden la llave para liberar tu información; igual puedes pagar y no enviaran llave alguna. Dentro de esta maquiavélica extorsión existe la forma de pago en Bitcoins. Para el criminal es perfecto, no hay regulación gubernamental, no hay modo de seguirle el rastro. Uno de los más destructivos CryptoLocker cobraba en Bitcoins. Su nivel de encriptación RSA de 2048 bits era tan complejo que no existe poder computacional que pueda con sus claves; al menos no, hasta que funcione la computación cuántica.
Para estos días se han presentado múltiples estafas con Bitcoins utilizando paginas falsas o camufladas donde se compran o venden, robo de Bitcoins, generación de programas ransomware cada vez más difíciles de detectar y rastrear. El último de ellos le ha dado la vuelta al mundo “WannaCry”.
No pretendo satanizar esta moneda porque tiene sus utilidades practicas, pero seamos honestos, no hay un economía real que pueda sustentar al BitCoin ni alguna entidad gubernamental que la regule. No ahora. Y como dije antes hay alguien en la punta de la pirámide que tiene todas las canicas para jugar.
El Villano Reventón puede que “reviente” una burbuja, y no precisamente de chicle, pero si puede ser la burbuja financiera que se está formando alrededor del BitCoin y sus derivados. ¿Cuándo? Cuando le convenga. ¿A quién le va a reclamar? ¿Quién le va a ayudar? Lamento decirle que no hay para donde correr.
Nuestro villano quizá no usa sombrero ni tiene bigotito, quizá es calvo y ruso, quizá se apellida Bogachev y era el hombre más buscado por el FBI por usar el ransomware de su creación CryptoLocker para robar a sus víctimas millones de dólares que se pagaban en… si, Bitcoins.
Hasta 234,000 personas fueron sus víctimas que desembolsaron un bitcoin por transacción.
En usted queda decidir si considera esta moneda un objeto de intercambio seguro y honesto.